Desde este blog impulsamos la reflexión sobre el verdadero progresismo en Argentina, sobre una nueva izquierda nacional, popular y democrática, compañera de ruta del peronismo. Desde este espacio sostenemos que el Dr. Eduardo Duhalde, representa un pensamiento estratégico que permite diseñar y poner en práctica políticas de Estado que trasciendan la gestión de un sólo gobierno, liberando las potencialidades productivas y mejorando sustancialmente la distribución del ingreso.

viernes, 12 de agosto de 2011

Cierre de campaña de Eduardo Duhalde - por Mario César Elgue



Duhalde hizo alusión en la Conferencia de Prensa de cierre que el peronismo integra al amplio campo del Movimiento Nacional y expresó, que el justicialismo ha sido receptivo tanto de la derecha nacional (se refirio al conservadorismo popular) como tambien a la izquierda nacional. En ese sentido, enfatizó su admiración por el "Colorado" Ramos y por lo que hizo en su momento el Frente de Izquierda Popular.

martes, 9 de agosto de 2011

El Gral. Perón acordó con la izquierda nacional del FIP, en septiembre de 1973, que el FIP utilizara su propia boleta para sumar votos a la fórmula Perón - Perón, desde su perspectiva. Perón triunfó con el 62% de los votos, de los cuales casi un millón se expresaron con la boleta Nº 14 del FIP. De esta manera Perón mostraba su amplitud democrática y su voluntad de lograr consensos, integrando a las distintas vertientes del frente nacional y popular. Y la izquierda nacional, que lideraba Jorge Abelardo Ramos, evidenció su histórico apoyo a Perón, como líder de las mayorías populares.

martes, 2 de agosto de 2011

Réquiem para un luchador | Fecha: 1974 | Autor: Jorge Abelardo Ramos para el Diario la Opinión

El 25 de mayo de 1974 murió Arturo Jauretche. Pocos días después, Jorge Abelardo Ramos publicó en el diario “La Opinión”, este texto en su homenaje.

 El auge del terror anónimo ha hecho olvidar en los últimos años la "patriada" criolla. Acaba de morir uno de sus héroes que, como Hernández, luchó con las armas en el campo y luego escribió el romance de la batalla. El propio Arturo Jauretche en su poema “El paso de los Libres”, que prologó Borges en 1933 y yo en 1960, alude a su paisano Julián Barrientos, quién relata la jornada revolucionaria porque "anduvo en ella".
La patriada consistía en una revolución civil o militar, o una mixtura de ambas cosas, herencia de la guerra civil en la patria vieja, que la proscripción del radicalismo haría fortalecer después del 30. Se "levantaban" con todos los elementos comprometidos y luchaban en pos de la victoria. Como empezaba la década infame, en realidad combatían en pos de su derrota. Jauretche, soldado en el levantamiento de Corrientes, cayó prisionero después del encuentro de San Joaquín. La decepción que produjo en su espíritu la cobardía del radicalismo del City (hotel donde vivía Alvear a su regreso de Europa y donde parasitaba la "flor de la canela" del radicalismo alvearista) lo impulso a reflexionar sobre el destino del movimiento fundado por Irigoyen. El caudillo acababa de morir. Con sus restos mortales, en aquella fría tarde de julio, parecía sepultarse para siempre el radicalismo histórico.
Creo no equivocarme si digo que como el padre de Martín Fierro, el combatiente de Paso de los Libres meditó sobre el significado de su derrota y en esa prisión militar realmente nació el político. Porque Jauretche fue ante todo un político, condición desacredita en nuestro país por la vacuidad doctoral, la estudiada reserva y la banalidad verbalizada de tantos Fidel Pintos que pululan en la vida pública argentina.
Cuando al día siguiente de su muerte supe por prensa y algunos oradores que Jauretche había sido un escritor, comprendí cuán rápidamente la posteridad inmediata deforma la historia antes de escribirla. En realidad, el publicista ocultó al pensador, el hombre de letras al político, el fosforescente ingenio a la sustancia de su genio. La gente que lo conoció por la televisión atribuyó proyectivamente a Jauretche su propia frivolidad. Recordemos la crónica de La Prensa al morir Irigoyen: "Ayer falleció en esta capital Don Hipólito Irigoyen, que fuera Comisario de Balvanera y dos veces Presidente de la República". Si Irigoyen era un comisario retirado, Bonaparte podría haber sido un turista que redactó el Código Civil Y Perón un conocido autor de media docena de libros, entre otros, La Comunidad Organizada.
Jauretche fue algo más trascendente que su cautivante personalidad cotidiana, más profundo que el admirable conversador imposible de olvidar por todo aquel que lo haya conocido. Era el eslabón vivo que enlazó al yrigoyenismo declinante con el surgente peronismo. Estableció con sus actos, su palabra y ocasionalmente, su pluma, la íntima relación dialéctica entre ambos movimientos nacionales.
Fue la conciencia activa de que todo moría y nacía en 1945. El peronismo sería inconcebible en su primera fase sin el pensamiento y la acción de Jauretche, que le transmitía la tradición del nacionalismo democrático procedente de las más antiguas raíces.
Al buscar la resurrección histórica del radicalismo, Jauretche se encontró con la irrupción del peronismo. Eran otras clases sociales, otro caudillo, otro eje político-social. Pero bajo un nuevo ropaje se trataba de algo parecido a aquello que Jauretche había pugnado tantos años por traer al mundo. Aunque la cosecha que en 1945 se presentó a la vista del fundador de FORJA, fue descomunal, pues la prédica se trocó en multitud, personalmente lo sintió como un fracaso.
De su marginación política, nació su ingreso a la República de la Letras, cuando al caer el peronismo en 1955, no había nadie para defenderlo a no ser Jauretche y Scalabrini en “45” y “Qué” y nosotros en “Lucha Obrera”.
Satirizó con inigualable poder disolvente a la petrificada y apolínea literatura de la factoría, a ese gélido mundo procedente de Groussac y Larreta que había venido a parar a Borges. A la literatura cortesana, inclinada ante la supremacía terrateniente y enferma de anglofilia, opuso Jauretche la risa de Rabelais (o de Mansilla). Diría que en su estilo verbal y escrito hasta había algo del desenfado de Sarmiento en este adversario del autor de Facundo. Realizó la tarea de demolición político-estética que era imperioso hacer ante la cultura aristocrática y logró conmover en sus gustos a las clases medias que en esa esfera, como en todas las demás, copiaban a la oligarquía.
Pero su musa perpetua fue la política. Comprendía como pocos en la Argentina sus cambios bruscos, con frecuencia su inescrutable carácter y su peculiar ingratitud. Era uno de esos raros argentinos que sabía advertir detrás de un conservador a un posible alsinista, o que la palabra comunista no constituía ninguna garantía de una política revolucionaria, así como recordar lo que hubo de eco popular en aquellos demócratas de Córdoba que procedían del juarismo o qué diablos significaban los autonomistas de Corrientes y por qué sus hijos en la Facultad de Derecho correntina podían trajinar como izquierdistas mientras llegaba el momento de hacerse cargo de la estancia. Conocía la Patagonia y su fauna, la Puna y su viejo dolor; demostraba con extrema simplicidad el mecanismo íntimo del comercio de exportación e importación, y era capaz de revelar diáfanamente la desintegración de la pampa húmeda, que permita descifrar el poder económico de la oligarquía bonaerense y al mismo tiempo su formidable parasitismo, así como su resistencia a invertir. La categoría que Marx emplea en El Capital fue utilizada luego por Jauretche en sus escritos.
Su prosa se emparentaba con la antigua tradición argentina de Hernández, Sarmiento, Mansilla, Balestra, Wilde, Fray Mocho. Era literalmente una prosa hablada, pues Jauretche rara vez escribió. Dictaba siempre, después de imaginar los artículos, sus argumentos y ocurrencia.
Conocí muchos artículos que me contó y que no llegó a publicar porque no tenía una dactilógrafa a mano. Cuesta pensar que este hombre extraordinario ya no existe. Así mismo es preciso admitir que la hegemonía cultural oligárquica, contra la que tanto luchó Jauretche, ha sido destruida pero no ha sido reemplazada por otra.

Por esa razón la muerte de Jauretche no ha conmovido al país y las juventudes, aún las que se dicen revolucionarias, no han dicho ni pío. Es cierto que el pueblo ha recuperado el poder.    Pero en el orden de la cultura y de los valores seguimos pidiendo permiso a Francia para abrir un libro. Cuando las obras de Jauretche circulen por los colegios nacionales y Universidades con la misma profundidad con que hoy circulan obligatoriamente tantos ladrillos encuadernados, podrá decirse que el reflejo intelectual de las patriadas y de los ideales nacionales ha entrado por fin en la formación de las nuevas generaciones argentinas.

Por eso no puedo decirle adiós a Jauretche: lo "tendrán en su memoria / para siempre mis paisanos".

lunes, 1 de agosto de 2011

ADIOS AL CORONEL Fecha: 01 de Julio de 1994 | Autor: Jorge Abelardo Ramos | La Patria Grande

Al día siguiente de morir Perón, el 1 de julio de 1974, escribí un articulo precisamente con este titulo, "Adiós al coronel". La acongojada multitud que asistió a la despedida final, seguramente no leyó esas notas. Pienso que tampoco las leyeron aquellos pretores acaudillados por el general Videla que tomaron el poder en 1976, justamente cuando salía a la calle un libro mío con ese mismo título.
                  
Excuso decir, que tanto el libro como su autor, quedaron fuera de circulación al mismo tiempo que yo era procesado por el general Harguindeguy. Este último, paradigma del honor militar, había sido jefe de policía de la Presidenta Señora de Perón y su carcelero, en el curso de solo 24 horas.

Al recordar mi despedida al general Perón en 1974, al cumplirse hoy dos décadas de su muerte, recuerdo que hice un esfuerzo para evocarlo desde una perspectiva histórica. Había sido el hombre más odiado y él más amado del siglo y supongo que en este orden de cosas superaba al otro gran caudillo execrado por la misma oligarquía una generación antes: Hipólito Yrigoyen.

Tomo en préstamo a Manuel Gálvez una feliz expresión: la gran virtud de Perón fue haber inventado un socialismo para uso de los criollos.
Se pretendía que Perón fuese de derecha o de izquierda. Pero usaba las dos manos, como él decía, y su movimiento, por estar constituido por diversas clases sociales, profesiones y grupos, individualidades diversas, ideologías múltiples, fue una síntesis de la Argentina de su tiempo, un Frente Nacional Revolucionario al que la jefatura de Perón impuso su sello personal, sus defectos, tanto como sus virtudes. No faltaron sectores extraños, originarios de la pequeña burguesía que pretendieran señalar a Perón cómo conducir el movimiento. Habría sido ridículo, sino hubiera sido trágico. Hasta su último día Perón conservó la total lucidez de su misión.

En un país semicolonial, como era y es la Argentina, parte de una América Latina dividida y saqueada, solo es posible marchar hacia delante reuniendo en la lucha a un vasto Frente Nacional que aspire a la soberanía política, a la independencia económica, a la justicia social y a la unidad latinoamericana. Esta última hoy esboza su realización en el MERCOSUR, al que le falta todavía la conciencia de los ideales comunes cuyo precursor fue Manuel Ugarte a principios de siglo y Juan Perón luego. Como presidente, Perón concibió una alianza con el Brasil de Getulio Vargas y con el Chile del general Ibáñez. En sus notables discursos en la Plaza de Mayo y desde el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, diseño ese único camino de salvación para los latinoamericanos. Y ese fue uno de los rasgos proféticos del más grande argentino del siglo XX.

jueves, 21 de julio de 2011

AYER EN ELPARTIDO INTRANSIGENTE, HOY CON DUHALDE EN EL FRENTE POPULAR Escribe Arturo Crosetti

          Mi padre fue vicegobernador del Dr. Oscar Alende en 1958, en tiempos de la Unión Cívica Radical Intransigente, cuando el “bisonte” ocupó la gobernación de la Provincia de Bs. As. Toda su vida estuvo asociada a los ideales democráticos y populares del radicalismo histórico, de raigambre yrigoyenista. Desde los años treinta, luchando contra el fraude y el viejo conservadorismo, pasando por las disputas políticas de las décadas del 40 y 50, desde su militancia en el M.I.R. (Movimiento de Intransigencia y Renovación), que integró desde su fundación. Luego contribuyó al consenso con el Dr. Arturo Frondizi para lograr que el peronismo proscrito se expresara. Mis primeros pasos en política los hice en ese ambiente de militancia y lucha.

           El año 1973 expuso un alza significativa del nuestro movimiento ya denominado Partido Intransigente, el cual conformó, junto a otras agrupaciones políticas, la Alianza Popular Revolucionaria y que encabezó el Dr. Alende, junto a Horacio Sueldo del Partido Revolucionario Cristiano. En 1983, el Partido Intransigente se constituyó en la estructura política, mediante la cual miles y miles de jóvenes se incorporaron a la militancia política, constituyéndolo en la tercera fuerza política del país.

            Milité en el Partido Intransigente y acompañé al Dr. Alende por distintos lugares de la geografía patria. Nuestro Partido, en el fragor de la lucha, fue acercándose al peronismo y, en 1989, integramos el entonces Frente Justicialista de Unidad Popular, junto al FIP, el MID y a la democracia cristiana, entre otras fuerzas.

            El Dr. Oscar Alende, que siempre cultivó una amistad con el Dr. Duhalde –y a quien éste considera su maestro en la política- fue tejiendo acuerdos con quien accedió a la gobernación de la Provincia de Bs. As y, en 1991, con un sector importante del Partido Intransigente, nos incorporamos como funcionarios y legisladores a su Frente Justicialista Federal.

            Ocupe distintos cargos legislativos y también ejecutivos en el período 1989-2003 y hoy estoy firmemente trabajando en el Movimiento Productivo Argentino y en pro de la candidatura del Dr. Eduardo Duhalde y del Dr. Mario Das Neves para las próximas internas y para las elecciones de octubre de éste año.

            Estamos articulando una CORRIENTE DE LA IZQUIERDA NACIONAL Y POPULAR (CINAPO), porque los que provenimos del auténtico progresismo hemos encontrado en la UNION POPULAR, que lleva como candidato al Dr. Duhalde, la posibilidad de seguir expresando nuestra postura nacional, popular, democrática y transformadora.

            Convoco a las compañeras y compañeros que se sientan identificados con los lineamientos que damos a conocer en este blog a entrar en contacto con nosotros  y a incorporarse a la participación activa.

domingo, 10 de julio de 2011

LA IZQUIERDA NACIONAL Y JORGE ABELARDO RAMOS. Escribe Mario César Elgue

Milité en el Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN) desde el 70, luego en el FIP y en el Movimiento Patriótico de Liberación (MPL); estuve con el querido Jorge Abelardo Ramos hasta su muerte. La última Convención, en 1994, antes de su fallecimiento, decidió que nos incorporáramos al peronismo.
Así lo hicimos la mayoría de la militancia de la Izquierda Nacional, aunque sucedió luego algo que podía suponerse. Ante la muerte de un líder tan fuerte como Ramos, se produjo una diáspora: algunos adhirieron a Carlos Menem hasta el final (sin comprender que Ramos nunca se había hecho "menemista" ni "neoliberal" sino que acompañó al líder peronista en la medida que los trabajadores y el pueblo lo apoyaban mayoritariamente); otros con Eduardo Duhalde -que había tenido la valentía de señalar, a partir de 1996-97, que el "modelo" de Menem se había agotado, que había que salir ordenadamente de la convertibilidad, construir una nueva "alianza" con el trabajo y la producción nacional y renegociar en condiciones dignas la pesada deuda externa-; otros, con líderes provinciales del justicialismo. Una parte de los compañeros apostaron activamente a la campaña a Presidente de Adolfo Rodríguez Saa y, parte de ellos, se encuadraron luego en el kirchnerismo.
Otros se refugiaron y/o congelaron en posturas testimoniales, intentando conservar la "pureza" ideológica, en un mundo global que ya era otro y en el cual también eran otros los actores políticos y socioeconómicos. Y en el cual, esa "ideología", se iba transformando, paradójicamente, en "conservadora", sin ningún tipo de asidero con esa realidad emergente que, en algún sentido, aparecía como inesperada. "Conservadora", al estilo de la vieja "ultraizquierda" verborrágica, todavía sobreviviente, que aún no registró que cayó el Muro en 1989 y las revisiones que por ello deben realizarse. Conservadores como la vieja dirigencia de la URSS que vio implosionar su colectivismo burocrático cuando ya era tarde para reposicionarse. 
El propio Colorado había advertido en sus últimos textos y discursos la necesidad de acentuar lo nacional, que dejaba de ser un adjetivo de la palabra "izquierda" para ser un sustantivo. Por ello, en la última etapa la Izquierda Nacional más orgánica se denominó Movimiento Patriótico de Liberación (MPL).
En otras palabras, no se trata de resignarse ni de bajar las banderas mas esenciales sino de comprender que la clase trabajadora y los sectores populares más empobrecidos ya no son el único "agente universal" del cambio revolucionario y que, incluso, en nuestro país muchos trabajadores "en negro" y movimientos sociales de desocupados no forman parte, generalmente, de las reivindicaciones del sindicalismo organizado. Como así también, tener presente que el proceso de concentración ha llevado también a una extrajerización empresaria, que requiere apoyar la recomposición de un empresariado nacional que cumpla con su rol innovador y generador de riqueza y de empleos genuinos.
Tampoco podemos ser "conservadores" en repetir lo que decíamos en la década del 70 con relación al campo: hay una nueva y dinámica burguesía chacarera en el campo, muy productiva, en muchos casos más que la industria de origen no agropecuario, que merece una nueva mirada. Hay infinidad de jóvenes hijos de productores que han motorizado una "revolución verde" en la que tallan nuevas tecnologías (como la siembra directa) y logísticas informáticas, que no tiene nada que ver con el ausentismo rentista que caracterizaba a la vieja oligarquía. El kirchnerismo se equivocó de medio a medio en el conflicto con el campo. Y ese fue el principio de su fin. Porque si bien es cierto que subsisten grupos oligárquicos, hoy son de menor número e influencia. Esos chacareros innovadores ha ido conformando una nueva burguesía nacional que, incluso, se involucró con sus opiniones y participación activa en las políticas del país y de sus comunidades de origen.
Se han producido cambios muy sustanciales en la composición de las clases dominantes que deben tenerse en cuenta. A su vez, no es menor el espacio que aquí debe atribuirse a un cooperativismo y a un mutualismo que expresan un nuevo tipo de emprendedores y empresarios nacionales y democráticos, anclados territorialmente y comprometidos con el desarrollo local y regional.
Aunque, lo antes expuesto no significa que -a partir de las críticas a la nostalgia setentista- nos "pasemos de largo" hacia anacrónicas posturas liberales -privatistas y desreguladoras a ultranza- que reivindican aún hoy in totum lo del 90. Que no logran discernir que, luego de la ola liberal del 90, abarcativa de toda la región, en este tiempo -crisis del capitalismo liberal mediante- se ha posicionado otra ola latinoamericanista que tiene mucho que ver con las tesis centrales de una izquierda nacional aggionarda: el nacionalismo popular, la democracia participativa, la inclusión y la equidad social y el respeto a la división de poderes y al efectivo control republicano de los actos de gobierno; en suma, un auténtico progresismo que tenga en cuenta la globalización "realmente existente" pero que procure otra inserción digna, inteligente y previsible con el resto del mundo.
Hay que advertir que, con el fracaso del llamado "socialismo" soviético (aunque desde la IN siempre lo criticamos y no lo consideramos un genuino socialismo) en el imaginario obrero y popular (y para la gente en general) se terminaron las "revoluciones", al menos como las concebimos en la década del 70. En países como el nuestro, aún semicoloniales, en esta era de la globalización, se coloca en primer plano la "contradicción principal", la nacional, en tanto y en cuanto aun no hemos logrado desarrollar en plenitud nuestro propio capitalismo autocentrado (como diría el egipcio Samir Amin).
En nuestro país, por un lado se ubica (a veces en forma confusa y con permanentes pases de un lado a otro, de unos y otros) el Frente Nacional, democrático y popular (que, en nuestro país es, mayoritariamente, el peronismo como movimiento -que es, en si mismo, un Frente Nacional-, con todas sus alas, no sólo con la porción de izquierda nacional sino también con un "centro" y una derecha nacionales, que se propone centralmente liberar las potencialidades productivas, el hambre cero, la mejora sustancial de la distribución del ingreso y en consensuar políticas de Estado; al que se agregan otros partidos y sectores de raigambre popular factibles de integrar a un Frente) y, por el otro, el Frente Liberal, "democratista" y conservador, también con su ala "izquierda" (donde se ubica a izquierda liberal, incluido gran parte del kirchnerismo transversal), el centro y la derecha que aún conservan posturas anti-peronistas.
Además de cierto capitalismo concentrado, mas rentista que productivo, también acechan los remanentes del viejo izquierdismo liberal y del montonerismo que aún no entendió porque Perón los echo de la Plaza e, incluso, que no registran la relevancia de la convocatoria del último Peròn a la Unidad Nacional y a la convivencia democrática. 
Y ellos -los ex "montos" en el gobierno- que ahora cambiaron las armas por hacer negocios espurios (para llegar al "poder" de esa forma, con fortuna propia y con capitalistas "amigos"), como algunos de los ex Frepaso/Alianza que integran el elenco gubernamental, también son un serio escollo para una apropiada continuidad de la transformación inconclusa de nuestra Patria; transformación que sea capaz de lograr un desarrollo integrado, con seguridad ciudadana, justicia e inclusión social, equilibrio territorial y por un MERCOSUR y una Unidad Suramericana de Naciones (UNASUR) revitalizadas.
Como gustaba decir el Colorado: hoy sufrimos más por falta de capitalismo (nacional, soberano, con una más justa distribución del ingreso) que por el capitalismo, abstractamente considerado.

Hay que tener cuidado de no ser funcionales al capitalismo rentista, usurero, mas concentrado, extranjerizante y salvaje que combatimos, enarbolando banderas de "gobiernos obreros y populares", "socialistas" o "revolucionarias" abstractas que responden a otro tiempo y a otro espacio. Por ahí, sin darnos cuenta, le hacemos el juego a los peores intereses, enemigos de la patria, de los trabajadores y del pueblo y de los empresarios nacionales, comprometidos con el país y con las economías regionales

miércoles, 6 de julio de 2011

LA IZQUIERDA NACIONAL Y POPULAR APOYA A DUHALDE PRESIDENTE

La Corriente de la Izquierda Nacional y Popular (CINAPO) de la UNIÓN POPULAR convoca a la ciudadanía de todo el pais a integrarse a sus filas para para apoyar la fòrmula DUHALDE- DAS NEVES.


El auténtico progresismo pasa hoy por delinear e instrumentar políticas de Estado que liberen las potencialidades productivas de la patria y que apuntalen una justa distribución del ingreso, erradicando la corrupción instalada en los despachos oficiales. Es preciso parar una inflación que constituye una permanente generadora de nuevos pobres  y garantizar un efectivo federalismo, que ponga coto a la extorsión del poder central. De esta manera, renacerán las economías regionales y daremos un salto del crecimiento hacia el desarrollo integrado, con empleos decentes y con inclusion social.